La acuicultura es considerada esencial para mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición. Los pescados como los salmónidos son una fuente primaria de proteínas y nutrientes esenciales. La acuicultura proporciona ingresos a comunidades de todo el mundo y tiene una huella de carbono menor que los sistemas de producción de animales terrestres. Sin embargo, las enfermedades de los peces son una amenaza constante y el uso de antibióticos es motivo de preocupación debido a sus impactos adversos sobre el medio ambiente y la salud humana.
La salmonicultura chilena ha realizado varios esfuerzos para reducir el uso de antibióticos, sin embargo, continúan utilizándose cantidades excesivas de antibióticos, lo que desempeña un papel importante en la emergente crisis de salud pública de la resistencia a los antimicrobianos.
Sin duda, la bacteria gramnegativa Piscirickettsia salmonis se está volviendo cada vez más resistente a importantes clases de antimicrobianos de primera línea, con graves implicaciones para el tratamiento futuro de enfermedades infecciosas humanas y animales.
Las bacterias resistentes a los antimicrobianos, así como los residuos de antibióticos de la producción de salmón, se están propagando en el medio ambiente y, por lo tanto, la carne de salmón, así como de los organismos silvestres, pueden convertirse en una fuente de bacterias resistentes que pueden transmitirse a los humanos a través de los alimentos.
En un reciente estudio, liderado por la Dra. Ivonne Lozano-Muñoz, investigadora del Laboratorio de Nutrición, de la Facultad de Ciencias Agronómicas, de la Universidad de Chile, se comparó los criterios para las prácticas de producción de salmón establecidos por el Aquaculture Stewardship Council (ASC) con el marco regulatorio en Chile en los temas de manejo de enfermedades, tratamiento con antibióticos y resistencia a los antibióticos.
En el articulo, se revisó la literatura disponible sobre P. salmonis con respecto a su ubicuidad en agua dulce y sus efectos en los ambientes marinos y la salud de los peces, la presencia de piscirickettsiosis (septicemia rickettsial de salmónidos, SRS) en ambientes marinos, la sensibilidad de P. salmonis a los antibióticos y los desequilibrios de la microbiota que pueden favorecer la colonización de SRS.
Además, discutieron sobre el uso de florfenicol en la producción de salmón, la resistencia a los antimicrobianos y su impacto en la seguridad alimentaria.
Los investigadores concluyeron que la normativa chilena establece una tasa de mortalidad más baja que la ASC, y que en Chile solo se requiere que la mortalidad “sin causa aparente” reciba un diagnóstico de laboratorio en relación con la enfermedad infecciosa. Además, las políticas de acuicultura en Chile no consideran el uso de controles de resistencia a los antimicrobianos en los centros de cultivo de salmónidos.
“Actualmente no entendemos las susceptibilidades de las variantes que causan brotes, por lo tanto, los tratamientos actuales no son necesariamente efectivos contra P. salmonis”, revelaron los investigadores.
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